Según la Ley de Atracción cuando nos enfocamos en algún pensamiento, sea acerca de lo que queremos o de lo que no queremos, con nuestra vibración lo estamos atrayendo a nuestra vida y basta con que le prestemos la atención suficiente para que se haga realidad.
Eso estaría estaría explicando por qué cuando tememos que pase algo y mantenemos ese pensamiento, esa vibración atrae aquello que mantenemos en la mente, y luego decimos: "¿vez? tenía razón". Pero, si hubiéramos apartado nuestra atención de aquello que tememos, es casi seguro que no se habría realizado de esa manera.
Abraham-Hicks lo explica de la siguiente forma:
Todo pensamiento que ha sido pensado sigue existiendo, y cuando te concentras en un pensamiento, activas su vibración en tu interior. De modo que sea lo que sea a lo que le estés prestando atención, se ha convertido en un pensamiento activado. Pero cuando apartas tu atención de un pensamiento, queda latente o ya no está activo. Cuanta más atención le prestas a un pensamiento y cuando te concentras en él practicando su vibración, éste adquiere fuerza dentro de tu propia vibración, y entonces el pensamiento practicado se convierte en creencia.
Abraham-Hicks